El destino de nuestro país está en nuestras manos y hoy más que nunca debemos unirnos en pro de una causa en común: LA LIBERTAD; no podemos permitir que la manipulación de unos pocos socave el espíritu de nuestra gente.
Una supuesta guerra económica ha buscado ocultar la ineptitud de un gobierno que por casi 20 años ha llevado a la quiebra toda actividad comercial en la que ha intervenido, relegando a uno de los sectores más importantes de la economía de cualquier país: el sector privado. El control absoluto ha generado mercados paralelos que han generado escasez y una inflación desbordada, un “control descontrolado” que ni ellos entienden, sólo por su empeño absoluto de destruir todos los cimientos de un país privilegiado en muchos sentidos. Sin duda este capítulo quedará en la historia de Venezuela como el más oscuro de todos los tiempos.
Hace un tiempo decidí contribuir con mi país, llevando educación financiera a todos los venezolanos que deseen mejorar su calidad de vida y aprender principios de éxito; es mi forma de retribuir todo lo que mi país me ha dado. Creo en la riqueza y la prosperidad, y pienso que todos tenemos derecho a ella, por ello me indigna tanta injusticia e iniquidad en una guerra entre pobres y ricos donde les garantizo algo, los ricos seguirán siendo ricos y los pobres sin educación y oportunidades, seguirán siendo pobres, ESTO ES MANIPULACIÓN PERVERSA.
Sin duda, la actitud positiva es valiosa e imprescindible para afrontar todas las situaciones de la vida y así avanzar, pero no confundamos la actitud positiva con la indiferencia; esta última está muy lejos de ser una virtud y hoy más que nunca todos estamos llamados a expresarnos. No podemos darle la espalda a quien nos ha dado tanto, a nuestra Venezuela.
Sólo la unión, la educación, la justicia y el trabajo nos permitirán conducir a nuestro país a su crecimiento. He tenido la oportunidad de estar en varios lugares en el extranjero, conociendo muchos venezolanos que han tomado la decisión de dejar su patria para buscar mejores opciones para ellos y sus familias; pero sus palabras, su mirada y sus acciones comunican un mensaje de trasfondo “quiero regresar a Venezuela”. Personalmente, no me quiero ir de mi país, no quiero abandonarla en sus peores momentos, quiero estar allí para ella y para su gente haciendo lo que me apasiona. No desmayemos y sigamos expresando nuestra inconformidad, reclamando lo que nos merecemos por derecho: UNA VENEZUELA DE OPORTUNIDADES PARA TODOS POR IGUAL.
Seguiré llevando educación financiera y trabajando fuertemente para ver a muchos más venezolanos mejorar su calidad de vida por medio de la información y de principios que les han permitido a otras personas lograr prosperidad; la riqueza comienza desde adentro y para ello debemos reconstruir a Venezuela desde sus cimientos, desde lo más valioso que todo ser humano debe cuidar incluso con su vida, la fe y la esperanza. Llegó el momento para quienes amamos este país, ¡LLEGÓ EL MOMENTO DE TRANSFORMARNOS EN LA VENEZUELA QUE QUEREMOS!
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