Aunque parezca irónico por la situación actual que vive el país, Venezuela está experimentando un auge gastronómico por esta nueva camada de emprendedores, quienes han visto una oportunidad de negocio, tras la cantidad de empresas y marcas de alimentos que han abandonado el país a causa de la crisis.
Salsas artesanales, pastas tradicionales, barras de licores, chocolateros y demás productos o servicios que nacen desde la cocina de un hogar, han comenzado a tomar el mercado nacional ante la grave situación de escasez; que deja un espacio abierto a estos pequeños empresarios que se aventuran a suplir las necesidades de un cliente que fue abandonado repentinamente por las grandes marcas.
Algunos emprendedores con algo más de recursos y buenos contactos han logrado adoptar a esos clientes olvidados, posicionando su producto en los anaqueles de importantes cadenas de supermercados o tiendas. Mientras que otros consiguieron en las redes sociales una amplia vitrina para mostrar lo que saben hacer, a un menor costo.
Pecando por inocentes
Indistintamente de donde se muestren, al exponerse se corre el riesgo de perderlo todo cuando no se hacen las cosas bajo el marco jurídico que lo rige. La abogado y especialista en Propiedad Intelectual, Adriana García Bruzual, explica como los emprendedores se dejan llevar por la emoción de iniciar su propio negocio, sin tener la debida asesoría legal para comenzar; situación que luego se les convierte en una tragedia, al percatarse que olvidaron cumplir una serie de pasos antes de dar el primero.
García Bruzual resalta la importancia de proteger las marcas, pues es la cara visible de la empresa. En estos días cuando todo se muestra en las redes sociales, es tentador para muchos querer copiar un producto o marca, más aun si la ven exitosa, y es ahí, donde se ven metidos en problemas, tanto el que copia como el agraviado.
Como mentora legal en Propiedad Intelectual de la consultora ProEmprendimientos, García Bruzual considera que el registro de una marca es “tan o más importante que el registro de la empresa, pues una marca la puedes registrar como persona natural, un grupo de personas o empresa, marca que luego puede transferir”.
Encendiendo el fogón
Antes comenzar a sazonar, lo primero que García Bruzual -del Instagram @adrianabruzual- aconseja visitar el Servicio Autónomo de la Propiedad Intelectual (SAPI) para solicitar una búsqueda de las marcas ya registradas. “Los emprendedores tienden a casarse con una marca de la cual les cuesta desprenderse si ya la consiguen registrada”, por tanto es recomendable tener varias opciones para no hacer la experiencia más difícil.
Para este procedimiento se deben cumplir con algunos requisitos, “si la marca lleva o no logo, que no sea un nombre genérico o descriptivo, entre otros. El trámite es sencillo, pero puede tardar un poco más de un año, sin embargo, lo importante es estar protegido”, destaca la abogada, quien aclara que este tipo de registro debe hacerse en cada uno de los países donde se quiera incursionar.
La gastronomía también es susceptible a la Ley sobre el Derecho de Autor, no obstante, García Bruzual detalla que por lo menos una receta no puede ser protegida, “recetas famosas como la de Coca Cola están sujetas a contratos con fuertes cláusulas de confidencialidad y se protegen como Secretos Industriales. En Europa se ve siempre como los grandes restaurantes tienen recetas, cuyos ingredientes únicamente lo conocen los familiares y personal de confianza, precisamente para resguardarla”.
La imagen legal
Pero no todo es el producto o la marca, la fotografía es otro de los puntos álgidos en cuanto a plagio dentro del mundo culinario. La fotógrafo zuliana, Vanessa Porras Iwasiuk, comenta que las imágenes son susceptible a ser tomando de los perfiles originales, para ser publicada en otras cuentas, sin importarle el esfuerzo y el costo que le representó a esa empresa realizarla.
“En esos casos yo parto de la buena de fe de la personas, me comunico con ellos y le planteo la situación. En su mayoría optan por quitar la foto de las redes y utilizar otra”, recuerda Vanessa, quien siempre que realiza un trabajo para algún cliente firma un contrato, que entre muchas otras cláusulas, tiene una donde especifica que la propiedad intelectual del material es compartida entre el dueño del negocio y el fotógrafo, “pues parte de ese material lo utilizo para promocionar mi trabajo en distintos medios digitales”.
Otra de las especificaciones de ese contrato incluye que el cliente debe mencionar a la fotógrafa en las primeras publicaciones, para de esta manera dejar por sentado la autoría de la imagen. El tomar fotos de otros perfiles siempre tendrán una implicación legal, por tal motivo es recomendable realizar sus propias fotografías o tomar alguna de los bancos de imágenes gratuitos existentes en internet.
Piénsalo bien
Para la abogada García Bruzual al piratear una marca o propiedad intelectual se incurre en daños y perjuicios, pero en el caso del plagio existen implicaciones penales. Por tanto, siempre es recomendable negociar de manera extra judicial con las personas que estén en la ilegalidad, para llegar a un acuerdo entre las partes.
Enviando cartas para solicitar el cese de uso de la marca, logos o más, son uno primer paso. También resulta citar y conversar directamente con los propietarios en compañía de un abogado experto en la materia, para hacerles entender el delito en que incurren de continuar con su gestión.
Indistintamente del caso, es importante recalcarle a los emprendedores gastronómicos lo fundamental de realizar los registros pertinentes para arrancar tu modelo de negocio, de la mano de una abogado experto en el área, pues como dije al principio te evitará dolores de cabeza a futuro.
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