El joven golfista estadounidense Jordan Spieth no logró mantener la ventaja acumulada durante los tres primeros días y se hundió en el recorrido de Augusta National, donde se ha disputado esta semana el primer grande del año, el Masters de Augusta.
“Me cuesta imaginar a otra persona que haya tenido que pasar por una ceremonia de entrega de premios más dura”, dijo Spieth, ganador de tres grandes consecutivos en 2015, que tuvo que ponerle la chaqueta verde de ganador al inglés Danny Willett y abandonar desde el comienzo de la temporada las esperanzas de conquistar el Gran Slam, los cuatro grandes del año.
Mientras que Spieth, ganador de la edición anterior y de tres grandes, iba tocando fondo, el inglés Danny Willett se apuntaba la mejor vuelta de la semana, con cinco bajo par, para conquistar su primera chaqueta verde y el primer triunfo para un europeo desde la última victoria del español José María Olazabal, en 1999.
“No puedo explicar con palabras lo que siento en este momento y lo que he logrado”, dijo Willett, que se ha marcado una ascensión vertiginosa a los primeros puestos del ránking mundial con dos victorias en 2015 y una en 2016 en el circuito europeo, que culminan con el primer triunfo de un inglés en Masters en 20 años.
Los numerosos seguidores de Spieth perdieron la respiración en el hoyo 12, cuando se fue dos veces al agua y se apuntó un cuádruple bogey, sin precedentes en sus dos anteriores participaciones en el Masters.
Jordan Spieth se afanó por recuperar el aliento sin éxito en los últimos hoyos, mientras Willett, el hijo del vicario de Sheffield, navegaba por Augusta sin perder la sonrisa.
Willett había dudado hasta el último momento de su segunda participación en el Masters por el nacimiento inminente de su primer hijo, pero el adelanto del parto ha resultado providencial.
“He pasado muy rápido de estar detrás a ponerme dos delante. Ha sido un poco surrealista” dijo Willett, acerca de los emocionantes últimos hoyos de la competición.
Además de los revolcones de la tabla de clasificación, la última jornada del Masters ha vivido varias anécdotas, como los tres eagles conseguidos en el mismo hoyo, el 16 -un par 3-, del irlandés Shane Lowry, el sudafricano Louis Oosthuizen y el estadounidense Davis Love III, capitán del equipo estadounidense de la Ryder que se enfrentará a la selección europea en septiembre en Minnesota.
Algunos de los probables integrantes de los equipos de la Ryder han quedado entre los primeros clasificados del Masters, como el inglés Lee Westwood (-2), que acabó empatado con Spieth en el segundo puesto, y los estadounidenses J.B. Holmes y Dustin Johnson y el inglés Paul Casey (-1), cuartos a cuatro golpes de Willett (-5).
“Que se gane con 4 o 5 bajo par es lo que se merece Augusta“, había dicho el español Sergio García al final de sus accidentados cuatro días en el Masters, que acabó lejos de los puestos de cabeza después de una tercera vuelta azotada por el viento de 81 golpes.
Las duras condiciones de los primeros tres días, que no se habían vivido desde la edición de 2007, cuando el estadounidense Zach Johnson ganó con un golpe sobre el par, se llevaron pronto por delante a varios favoritos como el estadounidense Rickie Fowler y el australiano Adam Scott.
Los dos aficionados supervivientes hasta la última jornada han destacado en Augusta. El francés Romain Langasque se marcó los mejores últimos nueve hoyos de la competición con cinco birdies prodigiosos y el joven “erudito del golf” estadounidense Bryson DeChambeau, de la misma generación que Spieth, aplicó su singular método para terminar con cinco sobre el par y obtener la copa de plata al mejor aficionado.
La debacle de Spieth, que se convirtió en profesional en 2013 y se ha clasificado entre los cinco primeros en cinco grandes consecutivos, es un recuerdo de que las estrellas del golf también pueden eclipsarse y la sucesión del dominio de Tiger Woods todavía está por llegar.
Fuente: EFE
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