LOS JUICIOS
Por; Gladys Rodríguez
De un tiempo para acá busco poner en práctica una frase que resonó en mi el día que la leí “cuando tengas que resolver un conflicto entrégaselo al alma no al ego”. Cuan cierta esta frase, oportuna además en estos tiempos tan convulsos que vivimos. En días pasados Lilian Tintori fue casi crucificada por una revelación que hizo pública, su agradecimiento a los hermanos Rodríguez por llevar a su esposo a la casa. En un primer momento mi pensamiento fue el mismo de muchos, cómo va a agradecer a quienes tanto daño ha hecho y siguen haciendo.
Aún no tengo exactitud de como fue la jugada política y quienes participaron en la medida para el dirigente de Voluntad Popular Leopoldo López, pero sin duda considero que el agradecimiento principal y público debió ser para los venezolanos que durante 100 días han hecho presión en las calles y principalmente a quienes hoy ya no están o los que están presos, heridos.
El Gobierno no actúa de buena fe y si Leopoldo López hoy tiene casa por cárcel, responde a algo más… me inclino a pensar que esta medida deriva del choque con la Fiscal Ortega Díaz, quien respondió a la acción del TSJ, diciendo “Esa decisión no significa que esos Magistrados mágicamente sean ahora legítimos” adicionalmente pienso que el escenario nacional e internacional es tan complicado para el Pdte. Maduro, que se vio obligado a buscar una carta que generara desconcierto y fracturas en los millones de venezolanos que hoy lo adversan. Por horas la jugada resultó medianamente efectiva. Se sembraron dudas y se evidenciaron diferencias y desacuerdos en la dirigencia política de la MUD de cara a la actividad del lunes. Digo medianamente porque pasada las horas, todo volvió a engranarse. El espíritu de protesta y cambio continúa. El foco volvió a la calle y a la consulta popular de este 16 de julio.
Me abstuve de cuestionar las declaraciones de Lilian Tintori y los desaciertos de la MUD durante el domingo, porque entendí y ahí le dejé mi conflicto al alma, que lejos de ayudar, restaría y contribuiría a la estrategia del Gobierno. Además de tener presente una máxima de la vida, son seres humanos con fortalezas, pero también debilidades, como todos, comenten errores, errores que dejan aprendizajes. Nadie está exento y seguramente de lo ocurrido ya quedaron enseñanzas.
Sí, veo con preocupación la avalancha de ofensas que contra ella hubo, de ahí mi motivación a escribir este artículo. En minutos pasó de ser una mujer admirada por su entrega a casi una enemiga. Muchos no tienen piedad a la hora de expresar sus diferencias y me he topado con opiniones que me alarman. Como a María Magdalena la atacaron, y tocaría recordar esa frase de Jesús “Aquel de vosotros que esté libre de pecado que tire la primera piedra”.
Y aquí pregunto, ¿cuál fue el pecado de Lilian? Decidí consultar a Waleska Pumar, Coach, especializada en Inteligencia Emocional, quien aseguró que se debe hablar de juicios y no de críticas: “los juicios son parte de la existencia del ser humano. Es un tema de valores que están desdibujados y confundidos. Estamos constantemente emitiendo opiniones (juicios) con o sin fundamentos. Por ejemplo: la empatía, la bondad, la comprensión son valores que en momentos de crisis son difícil de practicar porque en estas situaciones las emociones se polarizan y los “puntos medios” son casi una proeza…No estoy segura que podamos pedir o invocar que la gente en estos momentos sea ecuánime, hay muchas heridas y pérdidas físicas y materiales que mueven lo básico del ser humano. Hemos estado muy golpeados con las “dobles caras” de los políticos y tal vez, eso tocó a Lilian como activista. También hay que considerar que los juicios se forman de la experiencia, lo que significa que lo que pienso o digo tiene 50% de mi forma de ser y 50% de lo que acontece (los hecho comprobables)”…
En medio del ruido que sus declaraciones me produjeron, busqué colocarme en la posición de una mujer que durante los últimos cuatro años perdió su piso familiar y asumió un rol por demás admirable de lucha en todos los espacios. Seguramente en medio de su asombro tuvo la gentileza, propia de una persona educada, de agradecer, sin quizás sopesar a quienes agradecía. Faltó el asesoramiento político para traducir de una mejor manera a la colectividad ese gesto de cortesía que en su momento tuvo.
La Coach en Inteligencia Emocional, Waleska Pumar dice: “Hay mucha desconfianza válida, por los intereses particulares que se colocan por encima de lo general o del bien común. Es fundamental tener un soporte espiritual que nos de sustento en las crisis y que permita que nuestros juicios estén impregnados de valores espirituales y morales para hacer finas distinciones y no caer en el “canibalismo urbano” que nos deshumaniza y nos llena de dudas, desconfianza y violencia los unos contra los otros. Nuestra cultura es cíclica y “espumante”, así como subimos y volvemos héroes a quienes realmente no lo son, destruimos en segundos a esos mismos héroes que momentos antes colocamos en el pedestal”.
Considero que este episodio nos debe servir a todos de reflexión. Hoy fue Lilian Tintori, mañana será otro y si no corregimos, seguiremos en esa práctica malsana de sentenciar con los peores juicios, sin compasión y a veces sin fundamento, sin indagación.
Pero ¿Qué hacer ante la crítica destructiva? Waleska Pumar nos da unas recomendaciones:
*Hay que aprender a ser menos emocionales y más ecuánimes. ¡Somos así!
*Buscar el bien común, cuidando nuestras posturas para que busquen o migren hacia el equilibrio
*Hacer pausa, respirar para calmar la amígdala antes de enjuiciar.
Así pues que tenemos muchas tareas, una es poner en práctica la inteligencia emocional, nos toca aprender, porque seguramente en un escenario probable de pronta transición habrá que hacer un gran ejercicio de autocontrol y empatía, por mencionar dos fortalezas, para poder asumir con efectividad la reconstrucción de Venezuela. Y con esto no estoy diciendo que dejemos de lado la justicia, pero sí considero que en su búsqueda y cumplimiento no podemos caer en injusticias, algo que siempre hemos cuestionado y rechazado.
¡HASTA LA PRÓXIMA SEMANA!
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