Cuesta creer que exista una legión de libertadores criollos
que hayan logrado la desobediencia del pueblo al mandato opositor
Juymar García
@juymar
La semana pasada deje abierto un capitulo a la resistencia digital. Mi texto finalizaba con un simple “continuará” … y es que en eso nos hemos convertido, en un país que funciona, vive, amanece y anochece, por lo que nos marcan las tendencias de la red. Nunca como ahora dependemos de una conexión internet, megas en los teléfonos y todo porque seguimos en el oscuro hueco de la desinformación que nos regalan a diario los medios tradicionales.
Cuesta creer que los jóvenes escuderos que se llaman “Resistencia” hayan logrado una conexión tan directa con la masa oprimida. Estoy hablando de jóvenes que no llegan a los 30 años, son esos muchachos que vemos a diario en la primera fila y que aun librando una batalla que no es de ellos, tienen el sueño de vivir, un país que no conocen y a ciencia cierta no saben, si es mejor o peor del que han tenido por 18 años.
Anoche antes de dormir -muy tarde- por cierto, logré hablar con uno de estos muchachos, por ahora solo lo llamaremos RESISTENCIA sus palabras y cada frase escrita me llegaban al corazón. Él me ha prometido hacer entregas parciales de sus vivencias en la calle, de cómo se llenaron las manos de la sangre de Neomar cuando lo cargaban en sus últimos suspiros, cómo han visto horrorizados el odio que les tienen y como han cambiado sus manos, sus piernas y sus rasgos, sus hábitos, sus vidas tras 111 días de protesta.
Mientras escribo esta columna debía estar Neomar Lander en su graduación de bachiller, y es que como lo tituló Psicominutos de @CaraotaDigital “¿La adolescencia en Venezuela se interrumpió?”.
Escuderos por dentro
Se han hecho trabajos especiales de la vida de los muchachos de los escudos, quizás suene repetitivo nombrarlos y hacerles homenaje, pedir que no les tomen fotografías y mucho menos que divulguen sus nombres, pero nadie se ha atrevido a penetrar en sus corazones y mucho menos en sus comunicaciones digitales que si se quiere son hasta rudimentarias porque su exposición, según ellos es en la línea de fuego, no es las redes para ganar seguidores y mucho menos para buscar un brandig que se han ganado tragando gas y llevando balas.
Hablan de sus fallas en 2014 como organización y creen que fue por no usar los medios digitales con los que contaban, pero a los que no les daban crédito, por las constantes críticas que generaron.
Pocos son aficionados a las redes, sin embargo, tienen a sus encargados de la grabación y difusión de mensajes a la colectividad, no sabían de armas, todo lo que han logrado ha sido conforme a la dinámica de la protesta y el recrudecimiento de las mismas, se ufanan de improvisar armas a través de tutoriales de la red YouTube, pero prefieren las piedras a las balas.
Sus escudos son de cartón o latón, la decoración depende de cada gusto y al reverso los llenan de cientos de estampas que la gente les ha ido entregando para resguardarlos del mal, vírgenes, oraciones y algunos hasta rosarios les cuelgan. Son una especie, que una vez pasada esta situación país, deberán luchar con su adrenalina, con los fantasmas de las voces que se fueron apagando y con los recuerdos de las calles impregnadas de pimienta y dolor y sangre.
No les gusta que los llamen “Héroes” porque dicen que los únicos héroes son los caídos y cuentan con tristeza que pasan hambre, frío, que lloran y se abrazan a diario cuando tienen que despedirse de sus seres queridos, los que los tienen, porque no saben si van a volver.
@YOREPORTOVNZLA me contaba anoche, que hace 5 años perdió a su mamá y que algunos familiares no aprueban que se haya unido a la resistencia desde 2014, no es nuevo en esta lucha y que no le teme a la muerte y hasta la espera.
“Un familiar me dijo que, si estaba loco, me ahorcara”
Le he prometido escribir un libro de estas vivencias, sin embargo, no podía a 111 días de conocerlos dejar que mi mente se desligara de ellos. Hoy las redes se ufanan con la imagen de la silla vacía con bandera, diploma y anillo, donde Neomar estaría sentado, al final es una silla sola, llena de recuerdos para sus familiares, pero también para sus hermanos escuderos.
Y es que ya no se trata de inconformidad, se trata de una nueva filosofía de vida, “hay niños que llevan años, meses en la calle están ahí, todo el mundo los ve, políticos, periodistas, pero nadie los ayuda, tuve que quitarme la capucha y llorar, mientras el niño me decía no llores, ¿eres mariquita?”.
Por eso es por lo que estamos luchando, para cambiar eso y si tengo que morir en la calle, que sea por eso, por cambiar tanta maldad”.
Al final de nuestra conversación vía DM, RESISTENCIA me confesó que se habían reunido para afinar detalles de sus acciones y que todos coincidían en que aún quedaba gente buena, y que esta gente buena, es la que hará que el país mejore, que ya no mueran niños por falta de medicinas, ni gente que coma de la basura.
No todo lo que usted ve en las redes debe darlo por cierto, hemos luchado contra la noticia falsa, contra la ignorancia, contra el descredito y la humillación de 18 años de injusticias, pero también hemos desperdiciado la gran oportunidad de usar las redes para conocer por dentro las vivencias de quienes cada día se levantan ciertamente con el temor de no volver. Los que son tildados de vagos, delincuentes y terroristas, entrar en la casa del corazón de cada uno de ellos deberá ser una asignatura pendiente para los días por venir, cuando Venezuela amanezca con un sol de arepa, las guacamayas vuelvan a Altamira, cuando no haya niños en la calle, y la basura se use como energía. Cuando podamos decir gracias RESISTENCIA por ayudarnos a recuperar la libertad.
Honor y gloria a los caídos.
Continuará…
The post Un batallón de escuderos (Resistencia digital, parte II); por Juymar García appeared first on Caraota Digital.