Es de dominio popular, local, regional, nacional e internacional las vicisitudes del entorno venezolano para adquirir productos en nuestro país. El entorno de desabastecimiento al que nos vemos sometidos, nos empuja a sacar provecho de cualquier oportunidad, pero hay que salir de ese ensimismo y ver que los prestadores de servicio, aunque adquieran al por mayor, también padecen de esas carencias y contra viento y marea, intentar proporcionar la mejor de las atenciones.
Partiendo de esa realidad me he propuesto poner a su alcance una serie de recomendaciones para mejorar las amenidades en nuestro negocio turístico.
Bien sea hoteles o posadas, lo fundamental es conocer cada detalle de nuestro entorno, estar en sintonía con el espacio geográfico y poblaciones cercanas a nuestro negocio, a fin de conocer que productos se producen en la zona.
Los productos locales generalmente son mucho más accesibles y contribuyen a generar una buena relación entre la empresa y la comunidad anfitriona. Los dulces típicos, licores, artesanía, frutas, entre otros, sirven perfectamente como “amenities”. Tenemos que ir más allá del “jabón chiquito”, aprovechemos la libertad que nos otorga el turismo.
Por ejemplo, si su posada es en Barlovento, un “amenitie” podría ser un chocolate de la zona o un cóctel de bienvenida preparado con licor de cacao (mistela) o algunas mandarinas. Si está en Margarita, una muestra de ají dulce margariteño, artesanía de conchas de mar o alguna jalea o conserva. Lo importante, es entender que no existen límites en este tema. Asimismo, es posible explorar de “amenities” orientados más al servicio. No todo lo que otorgue a sus huéspedes deben ser portables o para llevar.
La industria turística se asiente en la satisfacción de las necesidades, deseos y sueños del turista. Pero ¿cómo materializamos “amenidades” que dejen huella en los mejores momentos de experiencia de viaje de nuestros clientes? He aquí una pequeña lista de acciones que pueden transformar la experiencia de
quienes nos visitan:
Al momento de entregar la habitación puede remover los cojines de la cama. Abrir las cortinas o persianas si es de día o cerrarlas si es de noche. Este trabajo puede hacerlo el botones o el empleado encargado para esa
tare al momento de la entrega de las llaves.
Durante el día, en caso de que el huésped no se encuentre en la habitación, puede retocarla. Es decir, puede vaciar las papeleras, reponer y/o colocar agua potable, cambiar vasos y toallas.
Según la hora, puede preparar la cama, acomodar las almohadas. En caso de contar con servicio de restaurante, dejar un menú con las opciones disponibles para la cena; los huéspedes aprecian mucho las recomendaciones que les damos, por lo que una pequeña lista con distintas opciones cercanas al lugar, en caso de no contar con servicio de comida, son siempre bien recibidas, bien sea para cenar, bailar o disfrutar de algunos cócteles.
La tecnología siempre es bienvenida y si se cuenta con WiFi, algunos invitan a sus huéspedes a descargar aplicaciones propias del establecimiento para solicitar servicios complementarios a través de estas.
Estas claves son solo un abrebocas a lo que su imaginación puede añadir. Explore el sin fin de opciones que nuestra industria tiene, entendiendo por supuesto que nuestro país posee características atípicas entre sus vecinos más cercanos. De nosotros depende no solo superar las dificultades, sino también servir de referencias innovadoras en tiempos de crisis para el sector, a nivel mundial.
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