El pasado 31 de agosto el Banco Central de Venezuela recibió un cargamento de 524,42 kilogramos de oro provenientes del Arco Minero del Orinoco, en Bolívar. Con el propósito de aumentar las reservas que hoy se ubican en 10 mil millones de dólares según el BCV, “y traspasar el rentismo petrolero, para así diversificar nuestra economía” según palabras del Ministro para el Desarrollo Ecológico Minero, Víctor Cano; me surgen algunas preguntas ¿a esto se le llama diversificar la economía? Extrayendo recursos naturales y sumándolos a las reservas sin un plan económico y de gobierno coherente donde la INVERSIÓN y el SECTOR PRIVADO sean protagonistas de un crecimiento real del PIB (Producto Interno Bruto es la suma de los bienes y servicios que se generan en un lugar durante un período determinado), y tal vez la pregunta más inquietante ¿qué se hará con ese dinero?
Saquemos cuentas, la onza de oro se transa actualmente en $1,334 dólares en el mercado internacional. En medidas de masa un kilogramo equivale a 35.27 onzas. Si multiplicamos la cantidad de oro depositado en las bóvedas del Banco Central de Venezuela, estaríamos hablando de 18.498,37 onzas (oz) por $1,334 dólares tendríamos un total de $24.676.825,58 dólares. Esta movida del mineral totaliza tres toneladas que se han realizado desde agosto del año pasado al Banco Central de Venezuela sumando más de 141 millones de dólares sólo en reservas de oro al precio actual.
Sin duda vivimos en uno de los países más ricos del mundo en recursos naturales, con las reservas de petróleo probadas más grandes del mundo y con yacimientos de minerales muy prometedores, pero si no invertimos en infraestructura y educación nunca veremos florecer nuestro país. La materia prima se hace cada vez menos indispensable y los países que hoy prosperan a una velocidad mayor, son aquellos que han comprendido que la economía del conocimiento es el futuro; la innovación y la tecnología se hacen cada vez más importantes y aquellos países que no asuman a tiempo el cambio verán el atraso exponencial frente a muchos otros países que han adoptado el conocimiento y la educación como norte para crear prosperidad.
Cubrir las necesidades básicas se hace cada vez más complicado en una Venezuela que carece de medicinas, alimentos y demás recursos indispensables para la sobrevivencia. Paradójicamente somos una nación rica en recursos, con una sociedad empobrecida desde todo punto de vista; estas líneas son un clamor ante un estado que sigue “raspando la olla” para extraer recursos y continuar avanzando en un proyecto político que incrementa la corrupción, la inflación, la inseguridad y la escasez. Aún tenemos tiempo para cambiar de rumbo, aún tenemos tiempo para generar prosperidad y abundancia, aún tenemos tiempo de ver crecer a la Venezuela que anhelamos.
Crear un plan económico debe ser una prioridad, establecer un norte cónsono con los intereses de los venezolanos es el camino para salir de la crisis en la que estamos. El extraer recursos, llámese oro, petróleo o diamantes no nos lleva a diversificar la economía, nos lleva a la misma dependencia que por muchos años nos ha hecho tanto mal. Seamos responsables de nuestro futuro y entendamos que los recursos son limitados y que las decisiones de hoy afectarán nuestro futuro y el de nuestros hijos.
Comencemos de una vez por todas “A SEMBRAR EL PETROLEO” y todos los recursos que broten de nuestro suelo, porque cuando sea tarde estaremos a años luz de la prosperidad y de la riqueza.
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