Fue la respuesta que conseguí de una de mis alumnas al relatarle a mi grupo de verano lo que me está sucediendo
Juymar García
Hoy me ha costado mucho conseguir la musa, no tengo agobio, me siento tranquila, pero me inquietaba que no podía recordar lo que ya había pensado escribir… los chispazos llegaron y recordé que era de esa frase que me había martillado toda la semana en la cabeza.
Profe, escriba una novela. Fue lo que me dijo una alumna cuando les hacía referencia a la importancia de la era tecnológica, no solo para el desarrollo de la humanidad, la salud, la calidad de vida, es tan importante la tecnología que es capaza de salvar vidas, de permitir encuentros que por nuestras mentes nunca pasaron.
Cuando surgió la red Facebook, muchísimos fueron los reencuentros que vivimos, la alegría de encontrar al amigo de la infancia, del colegio, el liceo y la universidad, todos experimentamos lo mismo, dudo que exista alguien que o haya experimentado el poder de la red como puente infinito hacia los afectos que pensábamos perdidos siendo recuperados.
El 20 de septiembre recibí una alerta de mensajería privada de Facebook, no me sorprenden porque mis alumnos son asiduos a esta práctica para avisarme que les duele la panza y que no asistirán a clases, pero este mensaje que leía era ciertamente extraño, no era un fan enamorado, no era ningún alumno y mucho menos alguien conocido.
El Gran Hermano
El señor me había encontrado por una de mis columnas en Caraota Digital, escribía mucho, y preguntaba cosas que yo respondía a medias, hasta que dijo la frase clave: “no sé cómo vaya a tomar usted esto, pero hace 24 años estoy criando a un niño que nació de una relación entre mi madre y su padre”, después de quedar en shock, conversar largamente con el señor, reflexionar, alegrarme, esa mezcla de sentimientos que no entendemos ni asimilamos así de una y sin anestesia, no pude sino pensar en la tecnología, en que, si no existiera este parallel world ( mundo paralelo) que está entre nosotros, pero sólo unos cuantos consiguen pasar a él y sacarle un mejor partido, hoy estaría por en ese mismo mundo sin saber que tengo un hermano.
Por eso mi recomendación siempre será que todos debemos tener presencia en las redes, registrarnos en cuanta red podamos crear un perfil, en ellas conseguimos presencia aun no estando activos, evitamos el hecho desagradable de la suplantación de identidad, dejamos nuestra huella, construimos una historia para el futuro y no sabemos si alguien nos está buscando para bien. Aunque pueda suceder que nos busquen para mal, siempre quedará la prueba y rastro del vehículo tecnológico para dar con nosotros.
Por supuesto, podemos pasar por incautos y ser presa de los farsantes, pero ese es tema de ciberseguridad del que les he hablado muchas veces. La tecnología definitivamente une, ojalá esa unión se haga presente más en nuestros valores que nuestra práctica cotidiana del odio y logremos algún día conseguir todos esos hermanos, que no sabíamos que existían, bien sean de sangre o ganados en las redes como nos sucede a muchos. Un hermano tecnológico también puede ser el inicio de un cambio para el resto de nuestras vidas.
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