20 años no es nada (Volver)
“Yo adivino el parpadeo de las luces que a lo lejos van marcando mi retorno. Son las mismas que alumbraron con sus pálidos
reflejos hondas horas de dolor”, Carlos Gardel/Alfredo Le Pera,
Buenos Aires, 1934.
Así comienza el tango Volver, y vuelvo a ver la imagen de los zapatos en el aeropuerto, me dejo insultar, me llaman “dura de teclado”, pero estoy otra vez en cero. Soy Venezuela y me volvieron a engañar.
La tecnología sigue su curso, en todas partes, en el único sitio donde se detiene es aquí, en la casa, en el estado, en el país, en las conciencias. El medio que tanto nos ha costado mantener como ventana de desahogo se tornó caótico, una casa de vecindad que huele a “amanecido” y que no perdonará jamás las tres palabras mágicas “Te lo dije”.
Han convertido las redes sociales en la pared de cualquier baño de carretera, donde hasta los más flamantes politólogos se dan el tupé de insultar mujeres y llamarlas “pobre diabla” por la gran diatriba política en la que me encuentro.
Y era de esperarse que la tecnología no fallara en este momento y que sirviera de paño de lágrimas para unos y caracteres de regocijo para otros, tratar de convencer a los internautas es muy difícil pero más difícil aun es mantener las redes alejadas del odio, del descredito y el insulto entre sus usuarios.
Lo que hemos leído, visto y escuchado los últimos días no dista para nada de un bar de mala muerte, con mesas redondas y luces rojas, donde se toma aguardiente barato y las putas son más decentes que los hombres que me representan.
Le han faltado el respeto a las redes que me sirven de soporte comunicacional como país que no tiene medios, le han faltado el respeto a la única ventana posible para que el mundo me pueda ver, me pueda oír, han vulnerado el derecho que tenemos todos de recibir información oportuna usando los canales para insultarse, exhibir los trapos sucios ante una comunidad internacional perpleja; pensarán que, en efecto, somos unos indios tercermundistas que bien merecido tenemos lo que nos sucede.
¿Qué pasará por la mente de estos señores al ventilar sus interiores sucios a la vista de todos?. Pueden viajar, ir a marte si lo desean, pero la credibilidad en el mundo tecnológico se construye con sacrificio de años y puede perderse en pocos segundos.
En el tango como en la vida 20 años no son nada, pero ustedes se han robado los últimos 20 años productivos de cada uno de los venezolanos, la tecnología seguirá estancada, no hay dólares para que sea actual, nos iremos quedando solos, con carros obsoletos, autobuses sin cauchos, “mecaniqueros”, y ustedes seguirán de jineteras repartiendo hiel en los muros de las redes sin pensar más nunca en mí, ni en mis hijos.
“Y aunque el olvido que todo destruye haya matado mi vieja ilusión, guardo escondida una esperanza humilde que es toda la fortuna de mi corazón”.
Venezuela.-
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