“¿Mami tú crees que este año venga el niño Jesús?”. Su mamá le repregunta: “¿Tú qué crees?” El niño responde: “No sé, la gente está sin dinero, con problemas para viajar, yo no sé cómo se trasladará él, pero para la abuela ha sido un rollo venir a Venezuela, no ha encontrado pasaje. La mamá sonríe y le dice: “tranquilo que él se las arreglará. Mami, eso mismo me dijo mi tía Catalina y mi abuela y no ha logrado salir de Panamá”.
-Mami, tampoco sé si habrá logrado conseguir lo que le pedí ¿El niños Jesús hace cola? A menos que lo compre fuera de Venezuela, ¿tú qué crees?”
Los niños se dan cuenta de los problemas que tenemos. Nos escuchan cuando nos quejamos del desabastecimiento de alimentos, medicinas, de las colas, la falta de repuestos para los carros, el alto costo de la vida, la inseguridad personal, las dificultades para trasladarse fuera y dentro del país.
Por la violencia muchos niños y adolescentes ya no están con nosotros o perdimos algún familiar. Sentimos frustración, impotencia por no haber podido evitar que los malos tratos o una bala terminara con sus vidas. Su ausencia dejó un vació muy grande en nuestros hogares, escuelas, comunidades.
Como familias nos preguntarnos: ¿Qué podemos hacer para mantener la esperanza?. A pesar de las situaciones difíciles, es importante y necesario que los niños sientan la Navidad como una oportunidad para encontrarnos, expresar nuestros afectos, no solo con regalos. Los abrazos, las palabras amorosas son importantes para que se sientan queridos.
Dar a los símbolos un significado más trascendente, por ejemplo al iluminar los pesebres o arbolitos, les podemos comentar que en esta época las noches son más oscuras y que las luz es necesaria para ponerle brillo y color, como suele pasar en los momentos oscuros de la vida.
Honrar a quienes ya no están. Si tuvimos alguna pérdida es importante honrarla porque aunque no estén quedan en nuestros recuerdos y corazones.
Colocar luces, no solo afuera, sino también encender las internas, nos puede permitir una celebración con un sentido más profundo y nos da la fortaleza para crecer en las adversidades.
Agradecer la vida y la salud o la recuperación, si superamos una enfermedad o accidente, la llegada de un nuevo miembro a la familia, el contar con la presencia de amigos y seres queridos que nos han acompañado en momentos difíciles y felices
Que el 24 y el 31 de diciembre sean momento de recogimiento y Paz y no una fecha que lamentar por los excesos, accidentes por el uso de juegos pirotécnicos, alcohol…
Coloquemos el pesebre en nuestro corazón para que nazca en él la esperanza y la fortaleza. La necesitamos ahora mas que nunca.
¡Feliz Navidad!
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