Hay solo 13 países del mundo atravesados por la línea del Ecuador, el plano imaginario que divide la tierra en dos hemisferios, en su mayor parte. Y aunque la mayor parte de esta raya corta el planeta por océanos, estos trece países ecuatoriales comparten diversos rasgos en común, como la ausencia de estaciones, temperaturas constantes a lo largo del año y, en muchos de ellos, lluvias constantes.
Iniciamos un viaje, real o imaginario, con una única consigna: no salirse de la raya.
Ecuador
Comenzamos por el país que lleva esta división geográfica en su propio nombre ya que, de hecho, condiciona su vida. El paralelo 0º pasa por lugares como Pedernales o el extremo norte de la capital, Quito. El Ecuador atraviesa los Andes, para descender luego por la cuenca del Amazonas y, concretamente, por la de su afluente el Aguarico, con un punto genuinamente ecuatoriano y atravesado por la mismísima línea imaginaria: el Lago Agrio.
Ecuador es un país de lo más sorprendente y uno de los más ricos en paisajes, cultura y diversidad de Sudamérica. Las experiencias “ecuatoriales” pueden ser tan diversas como caminar por las calles empedradas de los cascos históricos de Quito y Cuenca para ahondar en el pasado; descubrir los Andes, con su mosaico de pueblecitos, sus arroyos y campos ondulados que podrían llevarnos a pensar en una visión idílica y de cuento de hadas; y sin embargo, disipadas las brumas, se dibuja una estampa de altísimos picos cubiertos de nieve.
Colombia
El ecuador atraviesa también de forma marginal un país complejo como es Colombia. Concretamente, la línea imaginaria cruza selva al este de los Andes, al sur del río Caquetá, una zona que puede ser una alternativa para ver el Amazonas colombiano si no urge llegar a Leticia, y que resulta relativamente accesible.
Su capital departamental es Mocoa, que en sí mismo es un lugar anodino y sin ningún encanto, pero está rodeada de una fabulosa naturaleza que incluye docenas de cascadas y excelentes senderos. Desde Mocoa se puede ir a Pasto por el llamado Trampolín de la Muerte, una de las carreteras más peligrosas y espectaculares del continente. Es una vía sin asfaltar de un solo carril y sobre pendientes que caen hacia barrancos de rocas. No apta para cardiacos.
Brasil
El Ecuador cruza Brasil bastante al norte, concretamente por encima de Manaos, por la zona que casi es fronteriza con Venezuela, Guyana, Surinam o la Guayana Francesa. Es una zona poco poblada y poco visitada, un territorio para la aventura y para esos viajeros que quieren ir más allá. Aquí está la región de Roraima, un estado cubierto en buena parte por la selva tropical y donde está la mayoría del territorio de los yanomami, uno de los pueblos indígenas más numerosos de Brasil.
La capital es Boa Vista, que básicamente es un núcleo de transportes para ir a Guyana o a los altiplanos de Venezuela, como el fronterizo Monte Roraima.
Santo Tomé y Príncipe
Este es un lugar que irrenunciable para los grandes viajeros, uno de esos que hay que visitar una vez en la vida. Este diminuto país insular en medio del Atlántico (el segundo más pequeño de África y uno de los más tranquilos) está compuesto por dos islitas volcánicas frente a la costa de Gabón que conquistan fácilmente a los extranjeros con su sabor criollo-portugués y su ambiente relajado; resulta difícil no contagiarse del omnipresente, leve, leve (algo así como “tómatelo con calma”).
Gabón
Si no fuera porque es atravesado por la línea ecuatorial no habríamos reparado, probablemente, en este país que, en realidad, es uno de los últimos edenes de África. Un territorio lleno de riquezas naturales casi intactas y trufado de parques naturales que brindan un paraíso al ecoturismo. A diferencia de muchos de sus estados vecinos, Gabón disfruta de paz y estabilidad, y su extraordinaria fauna lo convierte en el destino ideal para ir de safari fotográfico lejos de las multitudes del África oriental.
Con su casi interminable bosque pluvial (protegido desde 2003, cuando el 10% del territorio nacional se declaró parque nacional), Gabón es el destino turístico más en auge y más cómodo para el viajero en África central.
República del Congo
No hay que confundir el Congo con la República Democrática del Congo, la antigua Zaire. Este país que lleva el nombre de su poderoso río es un territorio de junglas tórridas donde se esconde la mitad de la población mundial de gorilas occidentales de llanura, numerosos elefantes y grupos de inquietos chimpancés.
Podría ser uno de los mejores destinos de ecoturismo del mundo, pero sigue siendo un gran desconocido y recibe poquísimos visitantes.
Hay que tener cierto espíritu aventurero para lanzarse a conocer, por ejemplo, los parques nacionales de Nouabalé-Ndoki y Odzala, dos de las reservas forestales más vírgenes del continente africano, y posiblemente los mayores atractivos de África central.
República Democrática del Congo
El antiguo Zaire es un país que ha vivido uno de los capítulos más tristes de la historia moderna, desde la siniestra colonización del rey Leopoldo de Bélgica hasta la corrupción del dictador Mobutu Sese Seko, pasando por los ensangrentados campos de batalla de la llamada I Guerra Mundial Africana. Pero tras unas décadas de decadencia y anarquía, el segundo país más grande del continente parece que se empieza a recuperar.
Hay nuevas carreteras, grandes reservas minerales por explotar que están atrayendo a empresas extranjeras y la mayor fuerza para el mantenimiento de la paz que la ONU tiene desplegada en el mundo. Todo esto va inyectando cierto optimismo entre su población.
Uganda
Los gorilas de montaña se han convertido en el mayor reclamo turístico de este país que emerge, poco a poco, de las sombras de su oscura historia. Los viajeros llegan en mayor número para explorar el país que reúne la cordillera más alta de África, el río más largo del mundo y el lago más grande del continente.
Aunque en el noreste continúan las tensiones con los karamojong, Uganda sigue siendo uno de los destinos más seguros de África. Aparte de algún que otro hipopótamo merodeando por el campamento, no hay más motivos para
preocuparse (y tomar las debidas precauciones) que en la mayoría de los países africanos.
Kenia
Kenia es el África que uno siempre ha soñado. Una tierra de grandes sabanas, inmensas manadas de animales y pueblos con interesantes tradiciones en la región donde el hombre dio sus primeros pasos. Cuando se piensa en África, seguramente se piensa en Kenia: la solitaria acacia, la montaña nevada, los yermos desiertos, la costa ribeteada por palmeras, el Gran Valle del Rift, los tupidos bosques… Kenia lo tiene todo.
Somalia
Somalia no es un buen país para viajar en estos momentos, aunque puede que algún día resurja tras décadas de sufrimiento, asolado por la hambruna y las milicias. Al igual que Puntlandia –estado autoproclamado con gobierno
semiautónomo desde 1998 y guarida de piratas y contrabandistas–, Mogadiscio y sus zonas limítrofes siguen sin ser aptas para occidentales.
Sin embargo, al norte, encontramos la autoproclamada República de Somalilandia, que ha resurgido de sus cenizas al restaurar la ley y el orden en su territorio.
Orgullosamente “independiente” desde 1991 (aunque no reconocida internacionalmente), se muestra poco a poco como destino potencial de viajeros intrépidos que pueden admirar notables pinturas rupestres (Las Geel), tomar el
pulso a una capital que crece deprisa (Hargeisa), pasear por playas vacías, visitar ciudades con mercado y sobrecogerse ante bellos paisajes: allí donde vaya, el visitante se sentirá pionero.
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