Luz de cruce a la derecha
Por: Mariana Reyes
El socialismo perdió en Perú. La simpatía por el proyecto chavista parece no haber caído bien entre los votantes que acudieron a las urnas este fin de semana. Las encuestas auguraban un empate técnico para el segundo lugar de la primera vuelta presidencial, entre la izquierdista Verónika Mendoza del Frente Amplio y Pedro Pablo Kuczynski de Peruanos por el Kambio. Pero la primera, que en varias oportunidades mostró su simpatía por el proyecto “revolucionario” que padecemos en Venezuela, y llegó a calificar de “golpista” a la oposición venezolana, parece estar definitivamente fuera de la contienda.
Nadie dudaba que Keiko Fujimori alcanzaría la victoria en esta primera ronda, aunque los votos no le bastaron para alcanzar la silla que su padre ocupó durante 10 años y deberá volver a contarse el próximo mes de junio.
La orilla izquierda es dejada atrás, y el timón es conducido por una candidata de derecha, signada por el pasado corrupto y violento de su padre encarcelado, y un exbanquero y exministro de Economía en el gobierno de Alejandro Toledo, de centroderecha.
De aquí a la segunda vuelta, la discusión no será entonces socialismo versus capitalismo. Ni sobre el modelo económico, la relación con la banca, los empresarios o Estados Unidos. Sino sobre los riesgos que implican elegir como presidenta a la hija de un hombre que paga 25 años de condena por corrupción y violación a los Derechos Humanos.
Es que las realidades políticas de los pueblos latinoamericanos, tienen tantas similitudes, que uno siente una especie de consuelo. Los peruanos, parecen tener una debilidad por los liderazgos mesiánicos. El populismo bien llevado por los supuestos “hombres fuertes”, puede generar tal fascinación, que los desmanes contra derechos fundamentales, el autoritarismo y la corrupción, son justificados cuando indicadores como el crecimiento económico, generan la sensación de bienestar en la población.
Hay desconfianza y suspicacia sobre lo que pueda hacer Keiko por su padre. La exprimera dama asegura estar consciente de los errores cometidos en el pasado, y promete que en el caso de su padre, justicia tendrá la última palabra. Pero muchos dudan de sus promesas, no es lo mismo admitir errores que admitir delitos. Y aunque las acusaciones de corrupción y violaciones de Derechos Humanos no son contra ella sino de su padre y miembros del partido, Keiko nunca ha cortado los lazos políticos que la unen a las organizaciones que fueron lideradas por Alberto Fujimori.
El sentimiento antifujimorista que puede ser tan abrumador como la mayoría que obtuvo Keiko el domingo pasado, tendría que aglutinarse en torno a la figura de Pedro Pablo Kuczynski, para propinarle una nueva derrota como la del año 2011.
En cualquier de los dos casos, el Perú tendrá dos opciones de gobierno de derecha. Que se suman al triunfo político de Mauricio Macri en Argentina. A la derrota por la reelección de Evo Morales. Y al triunfo opositor de la Asamblea Nacional de Venezuela el 6 de diciembre.
No hemos terminado de cruzar, pero al menos está prendida la luz de cruce.
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