Trump
¡Go home, Trump!
Por: Caterina Valentino
Sabemos que no se hace a la ligera. Sabemos que todo el discurso es premeditado. Hemos aprendido a lo largo de estos 18 años, que desde Chávez, aquí está todo acuciosamente medido. No hay espacio para la improvisación, aún cuando ha quedado harto demostrada la incapacidad para gobernar, para gerenciar, nada más y nada menos que esta empresa llamada Venezuela.
Maduro se refiere al presidente de los Estados Unidos, a quien por cierto en su cierre de campaña constituyente calificó de “pichón de emperador imperial” como “TRUMP“, no le llama como corresponde, y en una cadena de radio y TV, lo puede mencionar al menos unas seis veces, pero lo dice y se ríe, y repite y se vuelve a reír, a sabiendas de que lo dice mal, a propósito, como un niño que hace un chiste, al que los que están presentes tienen el deber de aplaudir. Eso sin entrar en la cantidad de ofensas proferidas con “especial cariño” a los presidentes de México, Enrique Peña Nieto y a su tan especial otrora “hermano” Juan Manuel Santos.
En un encuentro deportivo reciente, Santos preguntaba ¿y ahora contra quién nos enfrentamos? y le responden: “Venezuela”, a lo que él dijo: “¡No, no! Venezuela, mejor ni la mencionemos”.
Todo se hace desde el alto Gobierno como una mofa. Basta ver como se expresan de otros dignatarios, y cuando toca contarlo al exterior da poco menos que vergüenza. Es hacerse el guapo, el chévere, rayando en la absurda ligereza que en nada puede ser útil al hombre que lleva las riendas de un país. Uno de los grandes aprendizajes, el próximo presidente debe dignificar ese lugar, deshonrado por años.
Lo que nos han obligado a ver, dicho sea de paso, en interminables y abusivas cadenas de radio y TV, sobre los candidatos a la constituyente, el populismo de las campañas, la poca seriedad con la que se abordan, el verbo raso, son hasta una provocación para quienes adversan con razón esta nueva orden autoritaria de un Gobierno que sabe que la gente la perdió.
Maduro ha dicho que el nuevo cuerpo de 545 asambleístas, que estará por encima del resto de los poderes públicos, es la única opción para pacificar al país. Yo pregunto ¿cuál país?, repito, ¿cuál país?, si se lo han llevado todo, si buena parte de nuestro petróleo lo han regalado, si USA habla de congelación de cuentas en el exterior de aquellos que siempre dijeron que “¿para qué tener cuentas en el imperio?”, ¿cuál país?, si Venezuela atraviesa la crisis más grave de su historia reciente, con una inflación de tres dígitos, recesión económica y escasez de alimentos, medicinas y repuestos que todos sabemos empeorará con la Constituyente.
Cierro. Nada puede contra la voluntad de cambio de un pueblo. Yo espero que en medio de este tsunami que atraviesa Venezuela, aparezcan los valientes, que sin golpes, decidan que deben estar del lado de la gente, a la que ya no le importan los chistes baratos. Este país cambió, y tiene el corazón suficiente para llorar a sus más de cien muertos y seguir bregando por un futuro de LIBERTAD.
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